CREAR UN SISTEMA DE INMIGRACIÓN PARA EL SIGLO 21

De muchos, somos uno. Esta idea fundamental estadounidense ha animado a nuestro país desde sus principios, inspirando a personas de todos los rincones de la tierra a participar en nuestro gran experimento democrático. La Administración de Trump ha repudiado esta idea y ha abandonado nuestros valores como país diverso, compasivo y acogedor. En lugar de perseguir una estrategia de inmigración sensata, humana y responsable que fortalezca a los Estados Unidos, la Administración de Trump ha sido extremadamente insensible, cruel e imprudente. Las políticas de inmigración del presidente Trump han hecho que nuestras comunidades sean menos seguras, han socavado nuestra economía y han empañado nuestra imagen a nivel mundial.

La crueldad y deshumanización de los inmigrantes por parte de esta Administración ha sido inimaginable y un golpe a la conciencia: separar a las familias a la fuerza y ​​enjaular a niños; deportar a los veteranos que han luchado por defender nuestras libertades; realizar redadas militarizadas en nuestros lugares de trabajo; poner en peligro un sinnúmero de vidas al negar pruebas y tratamiento de COVID-19 basados ​​en el estado migratorio, incluso a los trabajadores esenciales al frente de la respuesta a la pandemia; prohibir que las personas viajen a los Estados Unidos por motivos de fe o de su país de origen; y rechazar a refugiados y solicitantes de asilo que huyen de la violencia y la persecución. Estas acciones no deberían volver a ocurrir en nuestro país.

Los demócratas creemos que los Estados Unidos puede hacerlo mejor. De hecho, debemos hacerlo.

La verdad es que nuestro sistema de inmigración se rompió mucho antes de que el presidente Trump asumiera el cargo, y su partida por sí sola no lo solucionará. Los inmigrantes son esenciales para nuestra sociedad y nuestra economía. Los inmigrantes son parte de nuestras familias. Enriquecen nuestra cultura. Cultivan nuestra comida, cuidan a nuestros seres queridos, sirven en nuestras fuerzas armadas y brindan servicios de cuidado de la salud críticos. Los inmigrantes fortalecen a nuestro país. Los inmigrantes no solo nos apoyan—los inmigrantes somos nosotros. Nuestras familias y nuestras comunidades, nuestras congregaciones y nuestras escuelas, nuestros negocios grandes y pequeños se han construido y sostenido gracias a la contribución de inmigrantes. Es por eso que los demócratas nos comprometemos a construir un sistema de inmigración para el siglo 21 que refleje nuestros valores, repare los daños del pasado, sane nuestras comunidades, reconstruya nuestra economía y renueve nuestro liderazgo global.

Comenzaremos por corregir los errores de la Administración de Trump.

Los demócratas anularemos la “Emergencia Nacional” inventada por el presidente Trump, que desvía fondos de nuestros hombres y mujeres uniformados para construir un muro innecesario, despilfarrador e ineficaz en la frontera sur.

Pondremos fin de inmediato a las prohibiciones discriminatorias de viaje e inmigración de la Administración de Trump que impactan de manera desproporcionada a las personas musulmanas, árabes y africanas, e invitaremos a aquellos a quienes se les han negado visas bajo estas políticas xenófobas y antiamericanas a volver a presentar una solicitud para venir a los Estados Unidos. Apoyaremos legislación para garantizar que ningún presidente pueda promulgar prohibiciones discriminatorias nunca más.

Restableceremos, ampliaremos y simplificaremos las protecciones para los Soñadores (Dreamers) y los padres de niños ciudadanos estadounidenses para mantener unidas a las familias en las comunidades que durante mucho tiempo han llamado hogar.

Los demócratas creemos que los Estados Unidos debería ser un símbolo de esperanza para quienes sufren de violencia e injusticias, y es por esto que protegeremos y ampliaremos el sistema existente de asilo y otras protecciones humanitarias. Revertiremos las políticas de la Administración de Trump que evitan que las víctimas de violencia doméstica y de pandillas, así como las personas LGBTQ+ que no están seguras en sus países de origen, sean elegibles para solicitar asilo. Los demócratas pondremos fin a las políticas de la Administración de Trump que niegan la entrada protegida a los solicitantes de asilo, la cual los pone en gran riesgo y desestabilizan a nuestros vecinos y a la región en general. Y pondremos fin al enjuiciamiento de los solicitantes de asilo en la frontera y las políticas que los obligan a presentar solicitudes desde “terceros países seguros”, que no son nada seguros.

Los demócratas creemos que nuestra lucha para acabar con el racismo sistémico y estructural en nuestro país se extiende a nuestro sistema de inmigración, incluyendo a las políticas en nuestras fronteras y puertos de entrada, centros de detención y dentro de las los organismos de aplicación de la ley de inmigración y sus políticas y operaciones. Y los demócratas detendremos inmediatamente la implementación y anularemos la “prueba de riqueza” de inmigrantes no estadounidenses de la Administración de Trump.

A la vez que trabajaremos para revertir el enorme daño causado por la Administración de Trump, estamos decididos a construir un sistema de inmigración para el siglo 21 que refleje nuestros valores, amplíe las oportunidades económicas para todos los estadounidenses y mejore nuestra competitividad global.

Los demócratas creemos que ya es hora de proporcionar un camino a la ciudadanía para los millones de trabajadores, proveedores de cuidado, estudiantes y niños indocumentados que son parte esencial de nuestra economía y de los cimientos de nuestra nación. Aceleraremos este proceso para aquellos trabajadores que han sido esenciales a la respuesta a la pandemia y a los esfuerzos de recuperación, incluyendo a los trabajadores de la salud, los trabajadores agrícolas y otros. También eliminaremos las barreras injustas a la naturalización, reduciremos los retrasos en las solicitudes y haremos que nuestros procesos de inmigración sean más rápidos, más eficientes y menos costosos. Estas reformas fortalecerán nuestras comunidades, nuestras familias, nuestra economía y nuestro país. Los demócratas estamos en contra de los cambios ilegales, caóticos e irresponsables que el presidente Trump ha implementado en el sistema de inmigración legal, incluyendo las decisiones de recortar la inmigración-por-familia, así como H-1B y otros programas de visas que pueden ayudar a nuestra economía.

Los demócratas creemos que la unidad familiar debe ser un principio central de nuestra política de inmigración. Daremos prioridad a la reunificación familiar para los niños que aún están separados de sus familias, y restauraremos los programas de reunificación familiar eliminados por la Administración de Trump. Apoyamos la legislación para tratar a los cónyuges e hijos de los poseedores de la tarjeta de residencia (green card) como parientes inmediatos y poner fin a su separación injusta. Eliminaremos los retrasos en las tarjeta de residencia por familia y reformaremos el sistema para acelerar las visas por-familia. Y trabajaremos con el Congreso para eliminar las barreras migratorias, como las prohibiciones de tres y diez años, y eliminaremos el período de espera de diez años para las exenciones de las prohibiciones permanentes que separan a los seres queridos.

Creemos que deberíamos ampliar, no reducir, el límite anual de visas para las víctimas de la trata de personas, incluyendo las víctimas de la trata sexual, la violencia contra las mujeres y los niños y otros delitos atroces; garantizar que las parejas del mismo sexo y sus hijos reciban un trato igualitario en los sistemas de inmigración y naturalización; reafirmar el compromiso de los Estados Unidos con la inmigración basada en la familia; y preservar el papel fundamental de las preferencias de diversidad en nuestro sistema de inmigración. Los demócratas nos aseguraremos de que las personas que respetan la ley y que tiene Estatus de Protección Temporal o Salida Obligatoria Diferida no sean enviadas de regreso a países donde no pueden vivir de manera segura, y trabajaremos para allanar el camino hacia la ciudadanía para aquellos que han estado en el país durante un período prolongado de tiempo y que han construido sus vidas en los Estados Unidos.

Los demócratas sabemos que cuando los empleadores se sienten libres de abusar e intimidar a trabajadores inmigrantes, todos los trabajadores sufren. Es por eso que responsabilizaremos a los empleadores, promoveremos los derechos de los trabajadores y daremos prioridad a la aplicación de las leyes laborales y de empleo en toda la economía, incluyendo las protecciones contra la discriminación y el acoso sexual, las leyes de salarios y horas, y las normas de salud y seguridad. Evitaremos que los empleadores se aprovechen de los trabajadores inmigrantes estableciendo un proceso afirmativo para solicitar acción diferida para los trabajadores que denuncian violaciones laborales y apoyando la Declaración de Derechos de los Trabajadores Domésticos y la Ley Protegiendo Nuestro Trabajadores de Explotación y Represalia (POWER por sus siglas en inglés).

Nos aseguraremos de que los mecanismos de aplicación sean humanos y coherentes con nuestros valores y obligaciones humanitarias internacionales. Es por eso que pondremos fin a las redadas en el lugar de trabajo y la comunidad. Protegeremos lugares delicados como nuestras escuelas, lugares de culto, centros de salud, oficinas de ayuda y los DMV de las acciones de aplicación de la ley de inmigración, y prohibiremos las redadas en las que los niños y miembros de poblaciones vulnerables se queden atrás sin sus proveedores de cuidado. Prohibiremos las acciones de cumplimiento que impidan el acceso a la justicia en los juzgados y repriman la libertad de expresión y reunión, terminaremos con los programas que obligan a las fuerzas del orden público estatales y locales a ser también responsables de la aplicación de la ley de inmigración, y dejaremos de enfocar nuestros esfuerzos en hombres y mujeres que han servido en nuestras fuerzas armadas y sus familias. Reiteraremos el poder que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley tienen para participar en la práctica pre-Trump de ejercer discreción procesal para los casos que lo merecen, incluyendo aquellos casos en los que sea necesario tratar problemas humanitarios u otras injusticias. También evitaremos que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley tomen represalias contra las personas por su discurso o actividad política, o por sus esfuerzos por defender los derechos de individuos.

Creemos que la detención debe ser un último recurso, no la opción automática. Los demócratas daremos prioridad a las inversiones en alternativas a la detención que sean más efectivas y costo-eficientes y basadas en la comunidad. Terminaremos con los centros de detención con fines de lucro y nos aseguraremos de que cualquier instalación donde se detengan inmigrantes se mantenga con los más altos estándares de atención y garantice su seguridad y dignidad. Nos aseguraremos de que todos los centros de detención brinden acceso a intérpretes competentes que hablen los idiomas y dialectos nativos de los inmigrantes. La detención de niños debe limitarse al menor tiempo posible, garantizando su acceso a la educación y la atención adecuada. Daremos prioridad a alternativas a la detención a las personas con vulnerabilidades especiales: aquellos que se sabe que padecen de enfermedades físicas o mentales graves, que tienen discapacidades, que son ancianos, están embarazadas o en período de lactancia, que demuestran que son los principales proveedores de cuidado de niños o de personas enferma, aquellos que se identifican como gay, lesbiana, transgénero, género no conforme o intersexual, o cuya detención no sea de interés público.

Los demócratas implementaremos mecanismos sólidos de supervisión, responsabilidad y transparencia para garantizar que las agencias de inmigración cumplan con nuestros valores, la Constitución de EE. UU. y el derecho internacional. Los demócratas creemos que los jueces de inmigración deberían poder operar sin influencias políticas inapropiadas y apoyamos los pasos para hacer que los tribunales de inmigración sean más independientes. Exigiremos que los líderes de nuestras agencias de inmigración sean profesionales confirmados por el Senado, y que el personal del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas y de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza cumpla con nuestros valores y estándares profesionales basados ​​en evidencia y sea responsable de cualquier acto inapropiado, ilegal o inhumano.

Un sistema de inmigración para el siglo 21 que honre nuestros valores es un prerrequisito esencial no solo para recuperarnos de la peor crisis económica que hemos vivido desde la Gran Depresión, sino para fortalecer nuestra democracia y garantizar la competitividad económica de los Estados Unidos a largo plazo. Es por eso que los demócratas creemos en mejorar y aumentar las oportunidades de inmigración legal y permanente. Nuestras vías familiares, humanitarias y de diversidad han contribuido enormemente a la vitalidad y productividad de la sociedad estadounidense y deben seguir siendo la pieza central de nuestro sistema de inmigración. También apoyamos la concesión de visas para la inmigración permanente basada en el empleo de una manera que responda a las necesidades del mercado laboral. Queremos atraer y retener talentos en este país, razón por la cual los demócratas pondremos fin a la congelación de las tarjetas de residencia (green cards) por parte de la Administración de Trump para los nuevos inmigrantes y, en cambio, buscaremos pasar significativas reformas migratorias.

Los demócratas apoyaremos políticas y programas para facilitar que los inmigrantes cualificados y sus familias se conviertan en ciudadanos completos e iguales. Entre estas se encuentra el aumento de fondos para servicios de ciudadanía que sean culturalmente apropiados e inclusivos, apoyo legal, clases de inglés y educación bilingüe, desarrollo de la fuerza laboral y educación para adultos.

Por último, los demócratas trabajaremos para resolver las causas fundamentales de la migración: violencia e inseguridad, pobreza, corrupción rampante, falta de oportunidades educativas y económicas y los impactos del cambio climático. Un liderazgo estadounidense disciplinado y programas de asistencia bien diseñados pueden ayudar a prevenir y mitigar los efectos de las crisis migratorias en todo el mundo, desde el sudeste asiático hasta el África subsahariana y América Central. Apoyaremos una estrategia integral para fortalecer la seguridad y la prosperidad en alianza con los pueblos de Centroamérica y el Caribe y con el apoyo de la comunidad internacional. Y reanudaremos la diplomacia estadounidense como nuestra herramienta de primer recurso, reconstruiremos nuestras asociaciones y alianzas y, una vez más, lideraremos el proceso mundial de respuesta humanitaria.